sábado, 5 de diciembre de 2015

Haz el favor de volver
y recoger todo esto.
No aguanto ni un minuto más este desastre.
Desde que te fuiste,
el gato no ha vuelto a aparecer.
-creo que se lo ha tragado el sofá.-
necesito que vuelvas
y saques toda la basura.
La tele no funciona,
se ha quedado sin pilas.
O tal vez es
que desde que no estás,
nada me parece una noticia.
Te recuerdo
que dejamos una factura sin pagar
y una vida a medias.
No sé vivir en este vacío.
Las paredes me devuelven tu eco
y creo que me están volviendo cuerda.

lunes, 12 de octubre de 2015



No entiendo en que momento toda la lucha a favor de la igualdad se convirtió en una lucha de quién es la mayor victima de todo y de quién recibe más likes con sus publicaciones por Facebook. Y es que se ha perdido la racionalidad totalmente. Desde mi punto de vista, se han dejado de defender valores e ideas para pasar simplemente a "humillar" y desacreditar al bando contrario. ¿Pero quiénes son vuestros enemigos? Podría llenar una hoja con todas las etiquetas que surgen cada día, que en lugar de facilitar las cosas ponen trabas a todo lo que se pretende conseguir. Aunque me entristece pensar que la mayoría de las veces solo se persigue llevar la razón, terminar unos por encima de los otros y nadie entiende que necesitamos un verdadero cambio.

Hablamos de sexismo, pero pese a lo que una gran mayoría pueda pensar ello no quiere decir que un sexo vaya a llevar la razón sobre el otro. Basta ya de pensar que el transfeminismo trata de oprimir y juzgar a todos los hombres por igual. Basta de victimar a todas las mujeres. Basta de calificaciones absurdas, de imponer requisitos para pertenecer o no a un movimiento. Dejad de intentar dividir el mundo en nosotros y ellos. Dejad de volver invisible a una gran parte de las personas. Dejad las estadísticas, dejad el odio, dejad las ideas preconcebidas, dejad de maquillar verdades a favor de vuestras posturas... dejad de adoctrinar y empezad a educar. 

Pero la educación empieza por uno mismo. Por hacer un poquito de autoconciencia y criticar mis propios valores. Por pensar que no existen buenos y malos, que no se puede generalizar en base a unos cuantos cromosomas. Que todo debe partir del respeto y que la igualdad no es más que entender que nuestras diferencias nos unen. Los hombres no deberían tener que defenderse del machismo, las mujeres no deberían decir que no necesitan feminismo porque buscan igualdad, como si lo primero fuese algo malo con lo que es mejor que no nos relacionen. Nadie va a tener una idea igual al resto, nuestro problema es que buscamos una verdad absoluta, que siempre todo sea blanco o negro. Hombre o mujer, heterosexual u homosexual, conmigo o contra mí. Existen más colores. Nadie va a tener nunca la razón absoluta, ninguna postura va a resolver todos los problemas del mundo. Pero por una vez, podríamos actuar entre todos y no contra todos.

domingo, 4 de octubre de 2015

Reflexiones que me gustaría no hacer.

La muerte nos paraliza. Y es que es paradójico, porque está tan presente en nuestro día a día que realmente se vuelve invisible. Muere tanta gente a nuestro alrededor que apenas dedicamos más de un segundo de nuestra consciencia a escuchar esa noticia que nos cuenta que ha habido otra masacre en cualquier sitio, o sobre ese chico que ha sentido que la vida le venía demasiado grande y otras miles de tragedias cada día. Porque la muerte es una tragedia, llega siempre de forma irracional y arbitraria y de pronto la vemos claramente. Un día ocurre alguna tragedia de forma cercana a ti y de repente ves la muerte, la ves realmente, sin filtros ni matices. Y eso nos paraliza, porque la irracionalidad provoca miedo e indefensión, y es que nos damos cuenta de que cualquier día a cualquier hora nos puede tocar a nosotros y ni siquiera reduciendo nuestra rutina diaria a cero peligros (lo cual es poco más que no vivir) podremos librarnos de ella. 
La muerte también nos paraliza porque se lleva a nuestras personas queridas y no permite despedidas. Da igual que consigas decirle adiós, verdaderamente nadie está preparado para despedirse ante la muerte. Porque un minuto están aquí y al minuto siguiente debes hacerte a la idea de que nunca más volverán a estar. Y dime cómo coño te haces a la idea de eso. 

lunes, 28 de septiembre de 2015

2.1

Quiero escribir,
y no sé el qué.
Quiero dejar de sentir
o empezar a entender,
y no sé cómo.

Eres mis ganas de hacer poesía.

Quiero que vengas,
que arrases con todo.
Hay cosas de mí que no quiero volver a ver.
Así que llévame lejos,
hazme pedacitos
y deshazte de mí.

Eres el único en quién confío.

Pero necesito que entiendas
que hay cosas que no se disuelven.
Hay rastros indelebles
de todo lo que antes pasó por aquí.

Sin mí, tú no eres.
Y resulta que yo me quiero así.

sábado, 29 de agosto de 2015

- DETACHMENT

"Si tengo algo en la cabeza lo digo como lo siento. Soy fiel a mi mismo, soy joven y soy viejo. Me han comprado y me han vendido, muchas veces. Soy impasible, estoy ausente. Soy igual que vosotros. "

martes, 18 de agosto de 2015

Te contaré un secreto

Soy dueña de mis palabras, las disfrazo, las invierto. Puedo plasmar una imagen, describir un sueño, expresar un sentimiento, denunciar una injusticia, desarmar una opinión, inmortalizar un recuerdo, darle forma a la imaginación, pintar colores en tu mente utilizando letras en blanco y negro. Puedo cambiar el sentido de una frase con una coma, bailar con las teclas del ordenador o al compás de una pluma mojada en tinta. Resucitar una vieja máquina de escribir, desempolvando historias y vistiendo siglos. Construir un nuevo mundo, cambiar una vieja mente. Desvestir las dudas, jugar con la certeza. Maquillar la verdad y enterrar mentiras. 
Pero un día caes en la cuenta de que las palabras no te pertenecen, que tú le perteneces a ellas. Que te atrapan, te enredan, te disfrazan y te invierten. Las palabras no te pertenecen por que llevan aquí mucho más tiempo que tú, y siguen vivas, alimentándose de ti y de mi. Se alimentan de nuestros sueños, de nuestra imaginación, nuestras imágenes, recuerdos, colores, historias, miedos, amores, viejos rencores, de nuestros pensamientos más íntimos y reflexivos. 
Y tratamos de encerrarlas en libros y libretas, pequeños cuadernos y todos las posibles plataformas digitales. Pero nuestro control sobre ellas no es más que una ilusión, nos rodean, aparecen por todos lados. A veces nos resultan incomprensibles, otras veces pensamos que van dirigidas a otras personas. Paseamos indiferentes día a día ante miles de palabras, desde las más cotidianas a aquellas que te hacen abrir el navegador de Internet para buscar la Rae. 
Sin embargo llega un día en el que encuentras esas palabras que  te desarman por dentro, y no podemos hacer otra cosa que reconocer nuestra derrota y dejar que penetren en nuestro alma. 

Te contaré un secreto...
Son sólo palabras, pero colocadas en el orden correcto hacen magia.

sábado, 1 de agosto de 2015

Somedays

Hay días que necesito que el mundo sea bonito. No pensar en todo lo que puede salir mal. Ni ver todo lo que está podrido, muerto o envenenado. No mirar por la ventana y ver la falsedad e hipocresía que caracterizan a nuestra sociedad. Dejar a un lado las noticias que solo hablan de políticos corruptos, de guerras, enfermedades incurables, desahucios, violencia  y lo poco que nos importa todo ello realmente, si aún tengo un coche mejor que el de mi vecino. Olvidar que hay miles de personas que no merecen la pena y que puede que todas aquellas que sí, no las llegue nunca a conocer. Que el destino es una broma pesada, que el dinero compra educación, que la televisión adoctrina y que nadie da nada a cambio de nada.

Hay días que necesito de un filtro, y no me vale uno cualquiera de instagram. Debe ser un filtro que haga resaltar las sonrisas, y todas las cosas que se pueden conseguir a través de ellas. Que difumine la ansiedad y las prisas presentes en el aire y que perfile lo bonito que se ven los ojos de la persona que quieres cuando reflejan el sol. Que nos haga ver que todavía queda esperanza, que es indeleble a nuestra naturaleza y tan solo aguarda el momento de florecer, cuando ya pensabas que el invierno iba a durar más que la crisis. Que existe algo más allá de lo impuesto y lo determinado. Que el cambio está en nuestras manos.

Hay días en los que necesito pensar que se puede. Que puedo. Que no hay imposibles, tan solo cosas que aún no se han descubierto (o que hemos olvidado). Pensar que existen muchas tonalidades más allá del negro y el blanco. Y que hay personas buenas, y que todos estamos rodeados por algunas de ellas, sólo hay que saber buscar y perder el miedo. Miedo a lo desconocido, miedo a que un día se caiga ese filtro que te había pedido y de repente el peso de la realidad me hunda y ahogue.


lunes, 29 de junio de 2015

Y así nos va

"Nunca he sido honesta contigo. No con ese tipo de honestidad que te convierte en transparente. Soy de esas personas que deciden guardarse cosas para sí. De las translúcidas. Te enseño sólo lo que tengo cojones a enseñarte. Lo demás es mío."
http://susurrosporpalabras.blogspot.com.es/

Pero existen personas de las que aprendes cosas y con las que aprendes cosas. Y creo que ese es el mayor tesoro que se puede obtener de los demás. Aprender al tiempo que enseñas. Descubrir(te) a otras personas para terminar por descubrir un nuevo tú.

Aunque nunca podremos llegar a conocernos del todo, pues las personas cambiamos al igual que todo lo que nos rodea. El tiempo no deja a nadie atrás, el tiempo pasa por todos. Y la experiencia se adhiere a nosotros como una segunda piel, modificando el interior al tiempo que nos muestra una apariencia externa sensiblemente distinta.

Hay partes de mí que son solo mías. Y parece algo irracional, pero es que al compartirlas pasarían a ser otra cosa distinta. Hay cosas que no puedo compartir con nadie porque no son lo suficientemente tangibles. O puede que sea mi autoconsciencia, que aun anda por ahí perdida viviendo una crisis de identidad. 

No sé, aun no he encontrado la fórmula secreta. La que me diga cómo vivir mi vida sin salir dañada y sin lastimar a otros. Puede que nadie la tenga. Y así nos va. 

martes, 16 de junio de 2015

Déjame hacer turismo por tu cuerpo, que me he tomado un año sabático y lo quiero pasar en ti. Empezaría en verano, recorriendo las dunas de tu pecho bajo el fuego abrasador de tu mirada. Tardaría un tiempo en decidir por donde seguir.
Quiero recorrerme toda tu costa en lo que dura un parpadeo, pasar meses vagando por tu espalda y acariciarte el pelo.
Y susurrarte al oído que me encanta estar aquí.

Quiero mirarte, desprovisto de todas tus hojas en el más pleno invierno y conocerte por dentro. Resguardarme del frío en tus brazos y enterrar la cara en tus hombros. Aprenderme de memoria el camino hasta tu cuello. Y respirarte.

Voy a visitar todas tus rincones, agotar todos tus recursos. Voy a conservar un recuerdo de cada esquina y a entregarte una parte de mí. Voy a hacer de tu cuerpo patrimonio histórico de la humanidad, y es que tengo una historia para cada una de tus cicatrices y hasta puedo inventar constelaciones, siguiendo las líneas que unen tus lunares. 

Déjame zambullirme en tu mente. Quiero hablar con tu inconsciente y saber que piensa de nosotros. Ver a ese niño inocente en tus recuerdos y desentrañar lo más extraño de tu consciencia. 

Quiero utilizarte como mapa del tesoro, llenarte de cruces. De rectas, de salidas por la tangente. Déjame hacer turismo en ti.
Prometo volver el año que viene. 

jueves, 21 de mayo de 2015

I´ll come back

Volveré cuando los exámenes me lo permitan.
Cuando tenga algo de lo que hablar 
que no seas tú. 
Cuando pueda hablarte
verdades.
Cuando sea sincera conmigo de una vez. 

Volveré, 
con la esperanza de que sigas aquí.
Buscando a los de siempre
y a ver si esta vez
por casualidad, 
me encuentro a mí.

Volveré.
Volveré 
y volveré a caer
en los mismos errores.
Esos que tanto te gustaban.

Es extraño. 
A veces siento que ya me he ido
y otras,
que nunca he estado aquí. 



I´ll come back when you call me, no need to say goodbye.

martes, 21 de abril de 2015

Tengo el pensamiento enloquecido, alborotado, literalmente pegando saltos. Pensemos en una idea como en un sujeto sin determinar que se ha colado en una fiesta donde no conoce a nadie, y para disimular empieza a hablar con familiaridad con todo el mundo. Cierro los ojos y consigo verla en mi cabeza, despertando miles de pensamientos inconexos. Se va de un lugar a otro hasta perderse entre la multitud. Y ya no distingues esa idea, pues se ha formado una cacofonía de reflexiones. Voy a ser explícita, la lista de tareas pendientes para la semana se ha mezclado con un cálculo mental de tu presupuesto mensual. Tus planes futuros se diluyen con divagaciones variadas para luego desparramarse encima de situaciones pasadas. Todas las conversaciones incompletas retoman sus diálogos junto a todas las conversaciones que no llegaron a empezar más allá de tu cabeza. Y de nuevo intentas recordar la idea causante de todo este desastre, el origen de toda esta excitación mental; pero como ocurre con tantas cosas en esta vida, éste se ha vuelto difuso. Y pruebas a escribirlo, tal vez volcar ese torrente de pensamientos en un papel tomando de prestado una segunda voz te permita sosegar lo suficiente a tu mente como para intentar conciliar el sueño.

miércoles, 1 de abril de 2015

¿A quién puedo escribirle hoy?

Podría escribir sobre todo lo que ha sucedido o todo lo que queda por suceder, podría escribirle a todas las personas que se han ido; o a ti, que sigues aquí. Podría escribirle a los que acaban de llegar o a los que están a punto de irse. A los que creen en las certezas y a aquellos que viven bajo un mar de dudas. A los que prefieren el mar a la montaña, el gris al negro, la pizza a la ensalada. Podría escribir a aquellos que lo han perdido todo o a los que aún no se han encontrado. Escribir a los que tienen miedo y a los que amaron para encontrar el valor. Podría escribirme a mí, a todas las cosas que he perdido y a aquellas que aún no he encontrado, a mis dudas y a mis certezas, a mi futuro y pasado, a mí; que prefiero el mar, el gris y la pizza. Y que tengo miedo, que he amado y aún no he encontrado todo el valor. Podría escribirle a tantas personas y escribir sobre tantas cosas que a veces el silencio me arrastra, me incita, se arremolina alrededor de mis letras y las acalla. Pero la vida es movimiento, es acción, pasión, música, es sentir, reír, llorar, es vivir y a veces es morir. Una vez leí que la vida es un ruido entre dos grandes silencios. Así que hoy he venido a hacer un poco de ruido. 

viernes, 6 de marzo de 2015

'Y dejas de pensar en lo que te falta porque estás ocupado enamorándote de todo lo que tienes'

Menos es más.
Yo que siempre llego tarde y termino por ser la primera.
Que hablo demasiado pero guardo dentro todo lo que importa.
Demasiados días, tantos que ya no se por donde pillar esto.
Días en los que sólo salen sonrisas.
Sonrisas que cuentan más que muchas historias.
Historias que sobran en mi cabeza.

Menos es más.
Aunque a veces más sea mejor.
Y dejar atrás los miedos.
Reinventar el mundo.
Pintarlo de colores tiernos.
Buscar cordura, para perderla en cada esquina
y en cada vuelta de hoja.

Siempre a medias con todo.
Siempre con la maleta hecha
por si hay que salir a correr.
Pero hoy prefiero quedarme en este desastre,
demasiado cerca de ti.


domingo, 8 de febrero de 2015

No es que no quiera, es que no quiero querer.

Otra vez estamos igual. Por mucho cuidado que pongas el mundo siempre está ahí dispuesto a darte un empujón que te haga caer de bruces contra el suelo a la mínima señal de que has bajado la guardia.
Confianza. ¿En qué? ¿En quiénes?
Yo no confío ni en mi misma, en mi la que menos. No siempre he tomado buenas decisiones.
Cómo para confiar en que nadie más se vaya a preocupar de tu felicidad.
Pero en algunas cuestiones somos bastante ciegos. Porque no queremos ver las cosas tal y como son hasta que ya las tenemos justo encima. Porque el ser humano es así de imbécil y yo me incluyo todas y cada unas de las veces.
Pero en el fondo somos unos jodidos optimistas por naturaleza, que piensan que la próxima vez no pasará. Y así nos llevamos las hostias siempre de forma cíclica, a veces, cuando aún no ha pasado suficiente tiempo como para olvidar la caída anterior.

domingo, 1 de febrero de 2015

Había una vez una historia maravillosa, de esas que ya no quedan.

Había una vez una historia maravillosa y tú aparecías en ella. No era una historia de princesas ni sapos encantados. De superhéroes y villanos. No fue una historia con un desenlace inesperado ni murió ningún protagonista. Fue una historia tranquila, narrada en un tono pausado. No había flashes al pasado, giros argumentales. En esta historia no había buenos ni malos.
Sólo estábamos tú y yo. Y todo por lo que pasamos.

Hubo sonrisas y hubo llantos. Rompimos a reír, a llorar, llover, volar.  Hubo miles de personajes a nuestro lado... pero lo verdaderamente importante siempre estuvo ahí. Sin faltar ni un sólo día, en ningún momento. Podría contar miles de cosas acerca de esta historia, algunas entrañables y hoy por hoy dolorosas, otras que siguen siendo graciosas, cosas tristes, cosas sorprendentes y cosas banales. Pero la verdad es que esta historia sólo nos pertenece a nosotros. 

En esta historia no hubo final feliz, Por fin he entendido que los finales felices no existen. Es otra treta más de los artistas, que nos mantienen pegados a un libro/película esperando ese gran final donde todo se resuelve, donde el chico besa a la chica. Un final sin villanos y con superhéroes satisfechos volviendo a casa. 

Pero no, el verdadero final de toda historia no termina nunca así. Porque después de ese beso vendrán más y puede que también lleguen peleas y decepciones. Porque nunca se terminarán los villanos y pocas veces volvemos a casa totalmente satisfechos. Porque toda verdadera historia termina con la muerte. Estamos vivos hasta que morimos. Y mientras estamos vivos vivimos cosas, y no siempre somos felices pero es nuestra única oportunidad de intentarlo. Porque no podemos esperar al final para ser felices, Porque al final simplemente morimos.Y la muerte no es feliz. 

jueves, 15 de enero de 2015

Quítame a besos esta nostalgia.
Quítame estas ganas de nada.
Sólo te pido que dejes en pie mi maltrecha fachada.
Con los años se le empiezan a notar las dobleces.
Y es que yo siempre he ido de farol
pero nunca he sabido jugar mis cartas.