lunes, 12 de octubre de 2015



No entiendo en que momento toda la lucha a favor de la igualdad se convirtió en una lucha de quién es la mayor victima de todo y de quién recibe más likes con sus publicaciones por Facebook. Y es que se ha perdido la racionalidad totalmente. Desde mi punto de vista, se han dejado de defender valores e ideas para pasar simplemente a "humillar" y desacreditar al bando contrario. ¿Pero quiénes son vuestros enemigos? Podría llenar una hoja con todas las etiquetas que surgen cada día, que en lugar de facilitar las cosas ponen trabas a todo lo que se pretende conseguir. Aunque me entristece pensar que la mayoría de las veces solo se persigue llevar la razón, terminar unos por encima de los otros y nadie entiende que necesitamos un verdadero cambio.

Hablamos de sexismo, pero pese a lo que una gran mayoría pueda pensar ello no quiere decir que un sexo vaya a llevar la razón sobre el otro. Basta ya de pensar que el transfeminismo trata de oprimir y juzgar a todos los hombres por igual. Basta de victimar a todas las mujeres. Basta de calificaciones absurdas, de imponer requisitos para pertenecer o no a un movimiento. Dejad de intentar dividir el mundo en nosotros y ellos. Dejad de volver invisible a una gran parte de las personas. Dejad las estadísticas, dejad el odio, dejad las ideas preconcebidas, dejad de maquillar verdades a favor de vuestras posturas... dejad de adoctrinar y empezad a educar. 

Pero la educación empieza por uno mismo. Por hacer un poquito de autoconciencia y criticar mis propios valores. Por pensar que no existen buenos y malos, que no se puede generalizar en base a unos cuantos cromosomas. Que todo debe partir del respeto y que la igualdad no es más que entender que nuestras diferencias nos unen. Los hombres no deberían tener que defenderse del machismo, las mujeres no deberían decir que no necesitan feminismo porque buscan igualdad, como si lo primero fuese algo malo con lo que es mejor que no nos relacionen. Nadie va a tener una idea igual al resto, nuestro problema es que buscamos una verdad absoluta, que siempre todo sea blanco o negro. Hombre o mujer, heterosexual u homosexual, conmigo o contra mí. Existen más colores. Nadie va a tener nunca la razón absoluta, ninguna postura va a resolver todos los problemas del mundo. Pero por una vez, podríamos actuar entre todos y no contra todos.

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