martes, 30 de diciembre de 2014

Si 14 vidas son dos gatos, aún queda mucho por vivir.

Me fui para no volver y me dejé la puerta abierta y las llaves puestas.
Me perdí entre palabras ajenas y me dejé llevar, llevando la conciencia a cuestas. 
Desperté en un mar de dudas y me bañé desnuda a la luz de tu luna. 
Acabé en alguna ciudad de calles desiertas.
En esos días siempre tenía rotas las medias, descosida la chaqueta.
Seguía llevando a cuestas la conciencia,
pero ya no pesaba.
Soñaba con ser gato callejero.
Buscando tu luna, subida a un tejado, buscaba fortuna. 
Volví a donde no me buscaban y nadie me estaba esperando. 
Me encontré conmigo misma y me parecía cambiada. Pregunté qué tal,
después de tantos años sin vernos y mentí,
y me dije que todo iba bien. 

domingo, 21 de diciembre de 2014

Fix you- Coldplay

De madrugada es cuando mejor se lee. A oscuras y metida en la cama, con la luz del portátil destrozando mis ojos un poquito más y leyendo a almas perdidas con voces que se van adueñando de la mía hasta quedarme muda. Impotente. Por no saber expresarme. 
Y si es con música pues todo se lee mucho mejor, hay palabras que necesitan de música para saber entenderse. O será que siempre he sido muy dramática. Aunque claro, llega spotify con un anuncio de la mejor música latina y te corta todo el rollo de momento. Y te recuerda dónde estás. Qué la película romántica que te acabas de tragar no es más que eso, una estúpida película. Y que no eres ninguna poeta que digamos. 

Puede que escriba para no pensar demasiado, para no mirar el móvil y es que últimamente estoy fuera de línea. Podría seguir una línea de pensamiento más o menos recta e intentar decir algo con sentido, pero escucho la música y simplemente me dejo llevar. No soy yo, son mis dedos que van más rápidos que mi sentido común. Es mi pequeña vocecita interna que se quiere hacer oír por encima de tantos reproches, por encima del miedo, de los prejuicios, de los sentimientos encontrados. 

Escribo demasiado, por no saber que decir en el momento adecuado. Me gustan las películas porque me asustan los directos. Cuando escribes te da tiempo a pensar lo que vas a decir (aunque ese nunca haya sido mi caso),pero cara a cara no tienes donde esconderte si la cagas. 
Demasiados punto y aparte. 

Ya no se continuar un párrafo y conseguir una extensión decente. Aunque intento disimular voy tirando a rastras de todo, intentando que nunca nada se desmorone y no se noten las costuras.  Porque el día que todo se rompa me dejaré la mitad por el camino. 

Y es siempre a esta hora cuando me entra la nostalgia, y me aferro a ella porque sentimentalmente siempre he sido un poco masoquista. Porque ayer te vi y deseé que no le comieses la boca a ninguna otra. Porque cuando empiezo a desvariar nunca sé cuando debo callarme. Y al final siempre hablo de más y a deshoras. Porque cuando quiero lanzarme a la piscina ya la han vaciado y se ha terminado la temporada de verano. Y hoy ha llegado el invierno y no sé si podré soportar el frío sola. 

sábado, 20 de diciembre de 2014

Siempre me ha gustado el optimismo, los títulos largos y las reflexiones absurdas.

Me he enamorado de demasiados libros, de muchas canciones, de frases en las paredes, de miradas perdidas, de sonrisas cálidas, de manos punteando una guitarra. 
Me he enamorado de más atardeceres que amaneceres, de más carcajadas que culos bonitos, de más palabras que imágenes, de más ruidos que sonidos, de más desastres que aciertos.
Me he enamorado pero no de ti, ni de él, ni de ella. Me he enamorado de todo el mundo un poquito,de algunas ciudades, de extraños olores, de momentos, de viajes, de rincones. 
Y el mundo me ha devuelto parte de ese amor, aunque parte del amor que das nunca vuelve. Y parte del amor que recibes nunca lo devuelves. 
Y eso es bonito, pensar que en todos hay parte de alguien más, que todos los sitios que visitas y todas las cosas de las que te enamores han inspirado ya amor en los demás. Esa película de la que te sabes los diálogos de memoria, esa canción que te ha hecho llorar mil veces, ese libro que robó una parte de ti, esa persona en la que siempre piensas cuando no hay nada en lo que pensar. 
Nos enamoramos tantas veces que todos se quejan de que hemos perdido el sentido de enamorarse. Pero de qué sirve pasar la vida esperando enamorarse de cosas perfectas, buscando el amor de tu vida, el padre/madre de tus hijos, tu canción favorita, el color perfecto si puedes empapelar tu corazón. Basta de sobrevalorar los verbos y de reprimir sentimientos. 
Enamórate mil veces, cambia de opinión, ríete de tus errores.
Lo mejor de esta vida es conocer tantas canciones buenas que no podrás elegir una favorita, amar a tantas personas que nunca te encontrarás solo, enamorarte de tantos lugares que no seas de ningún sitio, leer tantos libros que nunca te acordarás de la mitad, vivir tantas cosas que no necesitarás buscar ese amor perfecto y sobrevalorado para no sentirte vacío.