sábado, 27 de septiembre de 2014

Si supieras todo lo que no te escribo

Te escribo todo aquello que no puedo (o debo) decirte.
Te escribo porque no te he olvidado, aunque te haga ver que sí. Te escribo porque aún necesito contarte como va mi día, pequeñas cosas que a cualquiera no contaría, por insulsas, cotidianas. Pero al final esas pequeñas cosas que componen mi día y me hacen ser como soy. Y a ti conocerme en todas mis facetas, cuando estoy más dormida, enfadada, indignada con el mundo, feliz porque aún me queda chocolate en la nevera, triste porque se terminó mi serie favorita, orgullosa porque ya me hago yo sola la comida, cuando tengo miedo después de una pesadilla.
Te escribo porque sé que nunca me leerás, por ello me permite contártelo de una vez todo. Contarte que sigo hecha un lío. Que te necesito a mi lado, que me conformo con que solo sea a ratos, me conformo con sentirte cerca aunque estés muy lejos,
Contarte que tengo miedo, de estar sin ti y de estar contigo. Miedo de sentirme sola. Miedo de sentirme mejor sola. Miedo del futuro, de olvidar el pasado, de no vivir el presente.
Tengo una sensación que todavía no he aprendido a describir.
Te juro que nunca pensé en escribirte esto. Te prometo que muero porque un día por casualidad, de repente lo leas. Y por fin comprendas.
Tal vez para ese día sea feliz. Y yo espero que tú también lo seas. Porque aunque nunca llegues a encontrar esto te deseo lo mejor. Porque nunca sabremos donde nos llevaran los caminos, pero me encantaría coincidir contigo en esta vida. Y en las mil vidas siguientes. Coincidiría contigo en todas y cada una de ellas. Y si no crees en las coincidencias tal vez nos encontramos porque nos estábamos buscando. Me gustaría pensar que todo esto es más que una casualidad del destino.
Que todo estaba escrito, aunque nadie vaya a leernos cariño, estábamos haciendo historia.
¿Fin?

viernes, 19 de septiembre de 2014

A new season

Llegó el momento de decir adiós al verano, a todo lo que conozco, a mis padres, a mi hermano, a algunos amigos, a mi casa, mi habitación, mis costumbres, mis libros, a mí misma en cierto sentido...
Mejor no.
Empecemos de nuevo, llegó el momento de decir hasta luego. (Un adiós es demasiado definitivo)
Y sin duda han llegado mil cambios con este hasta luego. Y hasta que las cosas no cambian  no sabes si será para bien o para mal. Y hasta que las cosas no han cambiado no aprecias lo mucho que las echarás de menos.

Pero también ha llegado el momento de decirle hola a nuevas oportunidades, a experiencias únicas, a mil caras nuevas, a mil sonrisas que están deseando nacer. El otro día leí que le futuro debe ser esperanza, así que he volcado todas mis esperanzas y mis sueños en mi futuro, he cerrado los ojos con fuerza y he decidido confiar en que todo saldrá bien.

Y sin embargo, mi estúpida y repelente voz interna no deja de repetirme que debo tener cuidado. Que nada sale como lo planeamos, que puedo perderlo todo. Pero vivir con miedo significa perder antes de empezar a jugar. Por ello, lo único que planeo perder es el miedo y la vergüenza.
La vida no se puede controlar ni predecir y hay que aprender a vivir con ello, sin miedo.
Pondré la música más alta que mis pensamientos, para acallar mi voz. Cerraré los ojos y me lanzaré al vacío, sin arneses. Si me caigo, ya aprenderé a levantarme.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Inspiración

Te pienso,
pero nunca apareces en mi lápiz de la misma forma.
Eres etérea, sutil guerrera.
Eres virtud y eres promiscua.
Caprichosa.
Eres pasión, razón e irracional soñadora.
No tienes horarios, reglas ni formas.
Eres libre y carcelera de mis horas.
Corren ríos de tinta cuando apareces,
impredecible y breve.
Otras veces
me acompañas durante horas.
No hay forma de llamarte,
esperarte, ahogas.
Nada es lo mismo cuando te largas.
Me abandonas.
A mi suerte.
Inspiración.