domingo, 28 de octubre de 2012

Tú subeme al cielo que ya me caigo yo sola.

El 'nunca fui como los demás, siempre me sentí diferente' se lo dejo a los libros y a protagonistas que en realidad pertenecían a realidades paralelas.
Y a todos esos que parecen salir ahora de hasta debajo de las piedras para anunciar que son diferentes. Puede que Kurt se riera de aquellos que eran todos iguales pero yo ahora me río de vosotros, que pretendiendo ser únicos y originales habéis cometido el mismo error.
A mi en verdad no me importaría ser como los demás. A veces está bien. Pero es mucho más simple que eso. Ni me esfuerzo en ser como los demás ni en ser diferente a ellos. Haced vosotros el esfuerzo de decirme que soy si tanto os afecta no tener al mundo entero etiquetado. Yo no me voy a colgar ninguna etiqueta.

sábado, 27 de octubre de 2012

Me mata.

Dios, que guapo es. Cuando pone esa cara de borde y sube las cejas mientras sonríe con actitud de ¿qué? Pero luego se acerca y me besa. Se ríe de mi pero me soporta. Que me abrace por la espalda y me diga hola cuando ni si quiera me he dado cuenta de que ha llegado. Que soporte mis manías. Que se me pase el tiempo sin ni siquiera llegar a rozarlo. Me da igual el que, el cuando o el donde. Me da igual el tiempo que pase si yo me siento igual que el primer día. Si ya no se lo que es un día malo a su lado. Si, he caído como una tonta. Y volvería a caer.

lunes, 8 de octubre de 2012

Adicta al placer de la nostalgia.

Y a día de hoy hay cosas que todavía no entiendo. Como mis dedos a veces son capaces de hacerme expresar lo que mi voz no consigue pronunciar. Esa maldita certeza que te abraza cuando lo das todo por pérdido y que te deja sólo y alterado en problemas ínfimos. Esa sonrisa que te vuelve loca, que te da fuerzas para seguir pero que ha estado ahí, ha estado ahí mucho tiempo y hasta ahora no reparaste en ella. A esta vida le gusta dejarnos llenos de preguntas pero no suele dar nunca respuestas. Porque una canción puede hacerte sentir tanto, porque a veces nos representan cuatro trazos, porque él y no cualquier otra persona, porque nada sale como cuando lo planeamos. Porque a veces todo da asco y otras vomitamos felicidad, una felicidad vacía que se desinfla como un globo pinchado en el momento menos pensado. Porque existen las diferencias, porque a veces las aborrecemos pero no sabemos vivir sin ellas. Porque tantas estrellas sobre nuestras cabezas, guardando nuestros sueños. Porque hay miradas que se quedan cortas y otras que dicen más de lo que debieran. Demasiados porqués y nadie ahí para responder. Pero le miro a los ojos y se me olvidan las preguntas, le miro y ya no busco respuestas.