sábado, 9 de marzo de 2013

Chemical Feelings

Ojalá mi vida fuese como una fórmula química. Podría ser un simple compuesto. Unas pocas iniciales dirían de donde vengo y posiblemente a donde voy. Vendría etiquetada de fábrica, sabría que compuestos tienen afinidad conmigo y a cuales no me puedo acercar. Sabría cual es mi lugar en la tabla periódica y que se puede esperar de mi. Ojalá y las relaciones humanas fueran como reacciones químicas, al principio parecen complicadas pero si identificas cada compuesto, cualquier reacción puede ser ajustada. Unos coeficientes puestos en el lugar correcto solucionarían nuestros problemas. Ojalá las despedidas fueran como los procesos de oxidación y reducción. Donde cada cual sabe lo que gana y lo que pierde. 
Pero la vida no se define con números. Aquí la precisión exacta y fiable de la ciencia  no es más que una vana ilusión de la que se ríe el destino. En la química no existen los cambios de última hora, un compuesto no le suelta a otro un: "No eres tú, soy yo."  Antes de largarse sin más. 
Los reactivos no van a por tabaco para no volver, dejando solos a sus productos. 
Y aún así, quien no lo daría todo por venir ya etiquetado, por tener un lugar en el mundo, un lugar fijo y estable en lugar de ir navegando a la deriva, solos y perdidos. 
Porque así es como nos pasamos la vida, buscando el siguiente escalón. 
Sin saber que el siguiente escalón puede ser la muerte. Y estás escaleras mecánicas sólo llevan un sentido.