sábado, 10 de diciembre de 2011

Cerca de mi catre se había instalado una madre con dos niños, todavía parecía tener un propósito, un plan. Al cruzarnos en el baño me había sonreído,
Cuando la mujer le cambió los pañales al bebé, vi un billete de cinco dólares en un compartimento de su bolso y ya no pude sacármelo de la mente. Al amanecer, cuando por fin había silencio en el dormitorio y la mujer dormía en paz abrazada a sus niños, me deslicé hasta su catre, hurgué en el bolso y le robé el billete. Luego volví a mi cama agachada, con la cola entre las piernas, como una perra.
De todos los errores y pecados cometidos en mi vida, ese es el que menos me podré perdonar, Le robé a alguien más necesitado que yo, a una madre que hubiera empleado ese billete en comprar comida para sus hijos. Eso no tiene perdón, Sin decencia, uno se desarma, se pierde la humanidad, el alma. Miedo, angustia, esconderme, huir, mendigar, todo fundido en una sola pesadilla, días y noches iguales.

El diario de Maya - Isabel Allende

3 comentarios:

  1. Que triste entrada -.-
    ¡Te sigo! Un besito, pásate~~
    cbride.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. A veces llegamos a hacer cosas de las que nos arrepentimos eternamente, son momentos sin pensar, de necesidad y llevamos al extremo las situaciones. Siento no haberme pasado desde hace un montón. la entrada de los adolescentes me ha gustado mucho, buena e interesante charla te debieron dar.
    Un besazo!

    ResponderEliminar
  3. ;) gracias Carolina. Sin problemas pasate cuando puedas. Un besito :)

    ResponderEliminar