sábado, 24 de noviembre de 2012

Necesitaba gritar. Romper algo, destruir, correr, huir.
Crear un poco de caos en su vida.
Sentir el dolor, así al menos sentiría algo.
Sabía que nada de aquello tiene sentido. Sí, en presente. Porque la sensación persiste.
Desea romper todo lo que hay a su alrededor, destruir aquello que más solía gustarle. Da igual si es algo útil o inútil, si notará su perdida o le pesarán después las consecuencias.
Necesita hacer algo o se destruirá a sí misma.
Los errores siempre salen caros, su mente no cesa de murmurar ¡Basta! Necesita silencio, por favor.
Le gustaría hacerse una bola sobre si misma y enterrarse en vida, lo que sea con tal de acallar sus pensamientos. Y esa rabia, esa rabia que la quema por dentro. Que dirige hacia cualquier persona o cosa que se le ponga por delante aunque sabe que así no va a consumirse, no cuando el objetivo de esa rabia es ella misma.
Esto no está bien. Se hace daño pero no le importa. Necesita ese dolor, se aferra a él e intenta olvidar. Pero no se pueden ahogar las penas porque flotan. No las puedes arrancar de dentro de ti sin llevarte partes esenciales de ti mismo por delante.
¿Pero aprender a vivir con ellas? Eso había intentado ella, y en el camino solo había conseguido esto. 



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