Llegó el momento de decir adiós al verano, a todo lo que conozco, a mis padres, a mi hermano, a algunos amigos, a mi casa, mi habitación, mis costumbres, mis libros, a mí misma en cierto sentido...
Mejor no.
Empecemos de nuevo, llegó el momento de decir hasta luego. (Un adiós es demasiado definitivo)
Y sin duda han llegado mil cambios con este hasta luego. Y hasta que las cosas no cambian no sabes si será para bien o para mal. Y hasta que las cosas no han cambiado no aprecias lo mucho que las echarás de menos.
Pero también ha llegado el momento de decirle hola a nuevas oportunidades, a experiencias únicas, a mil caras nuevas, a mil sonrisas que están deseando nacer. El otro día leí que le futuro debe ser esperanza, así que he volcado todas mis esperanzas y mis sueños en mi futuro, he cerrado los ojos con fuerza y he decidido confiar en que todo saldrá bien.
Y sin embargo, mi estúpida y repelente voz interna no deja de repetirme que debo tener cuidado. Que nada sale como lo planeamos, que puedo perderlo todo. Pero vivir con miedo significa perder antes de empezar a jugar. Por ello, lo único que planeo perder es el miedo y la vergüenza.
La vida no se puede controlar ni predecir y hay que aprender a vivir con ello, sin miedo.
Pondré la música más alta que mis pensamientos, para acallar mi voz. Cerraré los ojos y me lanzaré al vacío, sin arneses. Si me caigo, ya aprenderé a levantarme.
Porque el fin, siempre es el comienzo de algo mejor.
ResponderEliminarSaludos !!!!