A veces las personas no son conscientes de lo que sus actos influyen o dejar de influir en los demás.
Todas nuestras interacciones con los demás adquieren una consecuencia.
Una figura bastante influyente en nuestra adolescencia es el profesor.
Hay profesores que te marcan, pero unos para bien y otros no tanto. Existen profesores de esos que recuerdas siempre por todo lo que influyeron en ti. Y ya no se trata de medir cuantitativamente los conocimientos que te ha enseñado si no de una forma cualitativa todo lo que como persona te ha aportado.
Por otro lado, hay profesores que te hunden en la miseria. Yo creo que si supieran hasta que punto te anulan como persona en sus clases se dedicarían a otra cosa. Porque me niego a pensar que nadie tiene como vocación el joder a restos de mortales. Aunque más de alguna vez la duda me corroe.
Y lo peor de este puto año de mierda en el cual no nos dejan ni pensar, solo se trata de memorizar contenidos de distintas asignaturas para soltarlas en un examen de mierda al final de curso. Lo peor de todo es que ni siquiera me deja tiempo para indignarme.
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