Déjame hacer turismo por tu cuerpo, que me he tomado un año sabático y lo quiero pasar en ti. Empezaría en verano, recorriendo las dunas de tu pecho bajo el fuego abrasador de tu mirada. Tardaría un tiempo en decidir por donde seguir.
Quiero recorrerme toda tu costa en lo que dura un parpadeo, pasar meses vagando por tu espalda y acariciarte el pelo.
Y susurrarte al oído que me encanta estar aquí.
Quiero mirarte, desprovisto de todas tus hojas en el más pleno invierno y conocerte por dentro. Resguardarme del frío en tus brazos y enterrar la cara en tus hombros. Aprenderme de memoria el camino hasta tu cuello. Y respirarte.
Voy a visitar todas tus rincones, agotar todos tus recursos. Voy a conservar un recuerdo de cada esquina y a entregarte una parte de mí. Voy a hacer de tu cuerpo patrimonio histórico de la humanidad, y es que tengo una historia para cada una de tus cicatrices y hasta puedo inventar constelaciones, siguiendo las líneas que unen tus lunares.
Déjame zambullirme en tu mente. Quiero hablar con tu inconsciente y saber que piensa de nosotros. Ver a ese niño inocente en tus recuerdos y desentrañar lo más extraño de tu consciencia.
Quiero utilizarte como mapa del tesoro, llenarte de cruces. De rectas, de salidas por la tangente. Déjame hacer turismo en ti.
Prometo volver el año que viene.
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