En la comedia romántica siempre se nos presenta la misma trama. Llega un momento en toda película de hora y media en la que los protagonistas se dan por vencidos, alegando que la vida real no es como la ficción y que su amor nunca podrá ser de película. Pero predeciblemente al final estos desanimados amantes se equivocan. Por supuesto que su amor puede ser de película y con un estupendo final. De ello se han asegurado los guionistas.
Sin embargo, durante esa hora y media olvidamos que tan solo estamos viendo otra película. Y por un momento pensamos que si ellos pueden tener un amor así, en su vida real, en la nuestra también son posibles los milagros.
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