viernes, 21 de septiembre de 2012

Sometimes

Vamos a ser francos, últimamente no sé nunca sobre que escribir. Empiezo pero nada tiene el suficiente empuje como para hacerme continuar. El tiempo es algo raro, no se puede tocar, no se puede tener (ni retener) ni se puede medir. Sí, usamos los minutos y las horas para medir el tiempo pero este a la hora de la verdad pasa como le da la gana. Unas horas a su lado se pueden hacer minutos y la primera semana de clase se te puede hacer eterna. Esa sensación de impotencia cuando intentas retener el tiempo o dejarlo volar con rapidez. Es un espíritu libre que pasa y no acompaña a nada ni nadie, no da explicaciones, no se disculpa. Dicen que el tiempo hace el olvido y cura las heridas. Que nos permite madurar, aunque también hay un tiempo que nos lleva a nuestra infancia o a un lugar indescriptible donde adquiere valores extraños. Yo no entiendo mucho de tiempo, la mayor parte de las veces no soy consciente del pasar de las horas y otras siento cada milésima de segundo. No sé si me queda por vivir mucho o poco tiempo, tan sólo sé que lo quiero vivir.

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