domingo, 29 de enero de 2012
Lloraba, podía echarle la culpa a la cebolla que estaba encima de su mesa, pero ella sabia que no era así. Y de nada sirve engañarse a uno mismo. El corazón no perdona las mentiras. Son como cal que lo blanquea por un tiempo, pero a lo poco que te descuidas se empieza a caer. Dejando a la vista todas esas verdades que las mentiras no logran tapar. No había tenido un fin de semana fácil que digamos. Su mejor amiga le miente,mientras una de las personas màs important es pasa de ella y descubre lo substituible que podemos llegar a ser las personas en la vida de los demás, y él, en fin, lo de siempre; mejor no hablar de él.
Coje otro pañuelo, no puede seguir así. La vida no está para lamentaciones, no hay tiempo para eso. La vida estaba para aprivecharla al máximo. Sí, lo había decidido, desde ahora seria feliz. Nada de intentos ni propósitos. Tan solo una firme convicción de que lo lograría. Feliz, si definitivamente sonaba realmente bien. Seria feliz.
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